Mi Pareja me Abandonó, ¿Qué Puedo Hacer para que Vuelva?

Cuando tu pareja te abandona, una de las primeras reacciones es el desconcierto. Sencillamente no te puedes creer lo que te está pasando, algo dentro de ti es incapaz de admitir que la persona a la que amas y que creías que correspondía a tu amor haya tomado la decisión de alejarse de ti… para siempre.

Como ya he dicho en alguna otra ocasión, es lo más parecido a enterarse del fallecimiento inesperado de un ser querido o recibir el diagnóstico de una enfermedad terminal. Si te arrojaran un cubo de agua helada en pleno rostro no sentirías mayor perplejidad ni desconcierto. Tu amor te acaba de decir que te deja, que se va y ya no volverá. Que entre vosotros todo ha terminado. Tus sentimientos, por supuesto, no son los mismos, por lo que sus palabras te suenan a broma pesada, a chiste sin gracia. Es como una pesadilla, la sensación es muy extraña, como si los límites entre lo real y lo onírico se desdibujaran. Es posible que transcurran los días y las semanas, incluso los meses, y que sigas sin creértelo del todo. Ese rechazo de una realidad desde lo más profundo de tu subconsciente hace que, incluso en las circunstancias más dolorosamente evidentes, sigas concibiendo esperanzas de que algún día él o ella regresará.

A veces pasa, tu pareja se da cuenta de que ha cometido un error o con el tiempo y la distancia siente añoranza de una relación que en su momento no supo o no fue capaz de valorar. A veces tu ausencia le hace comprender lo mucho que valías y lo importante que eras en su vida. Pero hay una cosa que debes tener muy clara y grabarte en tu mente y en tu corazón a hierro y fuego: si tiene que volver, volverá. Pero no lo hará porque tú le ruegues, al contrario, tu excesiva insistencia puede alejarla definitivamente de ti en el caso de que las circunstancias de vuestra ruptura admitieran la posibilidad de una reconciliación. Es más, si regresara a tu lado porque tus ruegos le han conmovido o han sembrado la duda en su corazón, lo más probable es que la relación volviera a fracasar después de algún tiempo porque su decisión de volver fue condicionada y no totalmente voluntaria.

Si realmente deseas que tu pareja vuelva junto a ti, deberás hacer precisamente lo contrario de lo que casi todo el mundo hace cuando su amado o amada le abandona. Seguir estos pasos no es una garantía de éxito, ten en cuenta que el amor no se puede forzar y que la persona a la que todavía amas tiene una voluntad propia. Pero si hay alguna posibilidad de que la separación no sea definitiva, el único camino para que veas cumplido tu deseo es éste:

1º Elimina la ansiedad. A todos nos ha pasado que cuanto más buscamos una cosa menos la encontramos. Esas gafas o ese libro que se habían extraviado y que nos habíamos vuelto locos intentando hallar aparecen en el momento menos pensado, en el rincón de la casa más insospechado. Te ha sucedido algo parecido un montón de veces, ¿verdad? Pues bien, en los asuntos “mayores” el universo, que no hace distinciones entre lo banal y lo importante porque todo cuenta, funciona exactamente igual. Al contrario de lo que crees, cuanto más te relajes y te “olvides” del tema (o la persona) que te preocupa, mayores posibilidades tendrás de que reaparezca en tu vida.

2º Eso no significa que tengas que renunciar a tu deseo, sino que la ansiedad añadida al deseo (en otras palabras, el deseo convertido en obsesión) provoca, lo creas o no, el alejamiento del objeto de nuestros anhelos. Ésta es una de las muchas leyes universales que funcionan con precisión matemática y que sólo solemos reconocer como casualidades o anécdotas, especialmente en las pequeñas cosas de la vida. Sabiendo esto, lo que debes hacer es desear pero a continuación desapegarte de tu deseo y tener la convicción íntima de que tal vez obtengas lo que pidas o tal vez no, pero si es algo distinto de lo que tú pensabas siempre será para tu mayor bien.

3º Sientes la tentación de llamarle, ¿cierto? De inundar su correo electrónico con emails o de saturar su móvil con mensajes. Bien, ya te adelanto que lo más probable es que no te conteste o lo haga con desgana o irritación pidiéndote, o exigiéndote, que le dejes en paz. No te va a echar de menos así, lo único que vas a conseguir es agobiarle y convertirte en una especie de carga o molestia, en un pesado moscón que revolotea a su alrededor haciéndole sentirse mal y contribuyendo a borrar los pocos o muchos buenos recuerdos que tenga de ti y del pasado. Así que, por más que te cueste, no des señales de vida. Si de verdad te quiere y te añora, él o ella dará el primer paso.

4º Puede ser que te encuentres a tu ex pareja, por casualidad o por mil cosas, como el hecho de tener amigos comunes o hijos, vivir en barrios próximos o en una población pequeña, o incluso trabajar en la misma empresa. En tal caso, mantén una actitud cordial y serena pero no fuerces las situaciones ni mucho menos le demuestres que lo estás pasando mal. No cometas el error de querer darle celos haciéndote ver en la compañía de otra persona, sólo le transmitirás el mensaje de que ya has rehecho tu vida y, si tenía dudas, se las disiparás. Simplemente sé natural y, sobre todo, no exteriorices lo que piensas y sientes y evita los comportamientos melodramáticos.

5º Nunca, nunca, nunca se te ocurra humillarte con llantos y súplicas. No te arrojes a sus pies ni le colmes con regalos que no te ha pedido. Si no te valoras como persona y  no mantienes unos niveles básicos de dignidad, vas a proyectar una imagen muy pobre de ti (no te ofendas si te digo, con todo mi cariño, que patética) y la manifestación de esa falta de autoestima le producirá siempre sensaciones negativas que pueden ir desde la lástima (que no amor) hasta el abierto desprecio.

6º Por las mismas razones de los dos puntos anteriores, cuídate y arréglate. Que si ha de verte te vea bien, no como un despojo humano. Pero no lo hagas por tu pareja, ¡hazlo por ti!

7º El paso más importante de todos. Si algún día vuelve, y esto ya lo dije en uno de los posts de este blog, no te dejes llevar por el entusiasmo ni te precipites a echarte en sus brazos. No se lo pongas tan fácil, y no es por devolverle el sufrimiento que te ha hecho pasar. Es por una cuestión práctica que puede ahorrarte futuras penalidades. Tú no quieres que la situación se repita, ¿verdad? Entonces tendrás que poner tus condiciones, de una manera amable y sutil pero firme. Es que uno no se acerca o se aleja de su pareja como quien se pone y se quita una chaqueta, el amor es algo muy serio y tomárselo como un juego puede herir sentimientos y romper corazones.

Si llega tu turno, juega bien tus cartas. Si la ruptura llega a ser definitiva y no hay vuelta atrás, mira al mundo con la cabeza bien alta y recuerda: puede que tu deseo no se haya cumplido, pero es porque el destino te reserva algo mejor.

José M. Guillén

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